viernes, 19 de junio de 2020

DIMENSIONES PEDAGÓGICAS DE LA EDUCACIÓN








DOCTORADO EN EDUCACIÓN



DIMENSIONES PEDAGÓGICAS DE LA EDUCACIÓN



PROFESOR:
Dr. Johnny Félix Farfán Pimentel



INTEGRANTES:

·         Eyzaguirre Espino, Rosario
·         Ortiz Quispe, Jessica
·         Sifuentes Zuñiga, Angela
·         Verastegui Sisniegas, Rosa



Lima - Perú
2020



Presentación
Las dimensiones de un contexto educativo corresponden a aquellos aspectos que forman parte de un todo y que dan vida a un sistema. Las dimensiones indispensables en el contexto educativo son la dimensión filosófica, la dimensión pedagógica y la dimensión organizacional. Pueden y de hecho hay otras, pero estas son imprescindibles. 
A continuación, se presenta un análisis de cada una de ellas, las dos primeras analizando el contexto educativo peruano y la última presenta un análisis de la dimensión organizacional de manera general.
Análisis de la dimensión filosófica del contexto educativo
Toda teoría educativa debe estar fundamentada por una determinada filosofía del hombre, “pues de la manera que se conciba la esencia humana, así se pretenderá formar al hombre en el proceso educativo”. Romero Ríos, F. (2002)
De la precedente afirmación se desprende que la intencionalidad formativa surge de una concepción fruto de la reflexión humana sobre el sentido y la razón de ser del propio hombre sobre la tierra y en su relación con los demás, su cultura, su entorno. Eso es filosofía. Y cuando las concepciones filosóficas se traducen en programas educativos se evidencia la dimensión filosófica de la educación.
Analizando la actual realidad educativa del Perú surge la pregunta ¿qué fundamentos filosóficos inspiran el currículo escolar y el de la educación superior y de la educación universitaria?
Miguel Giusti (2019), sostiene que el currículo escolar peruano presenta una voluminosa y sofisticada justificación teórica de los principios e ideas matrices deseables para la formación de los alumnos, por momentos incluso con argumentos de corte filosófico, como el énfasis en el cultivo de la autonomía, en el respeto de la diversidad cultural, el enfoque de género o en la promoción de los valores cívicos”. Pero, hasta allí llega la dimensión filosófica, como un enunciado sin correlato en la realidad porque al analizar las áreas de estudio propuestas, éstas se limitan a aquellas de corte técnico, práctico, “científico” desde donde es imposible que el aprendizaje de: Saber reflexionar, de desarrollar el pensamiento crítico con argumentos, de la razón de la dignidad humana, de los fundamentos axiológicos, de la práctica de los valores, de la conducta moral, entre otros, se pueda lograr o alcanzar como meta a la que aspira llegar la ya débil e incipiente propuesta filosófica que aparece en los diseños curriculares.
El curso de filosofía fue retirado, como obligatorio, hace más de dos décadas de la programación de la educación básica, y en educación superior pedagógica, que forma a los futuros docentes del Perú, apenas está programado como curso denominado Religión filosofía y ética que dura solo un semestre y con dos horas semanales. En los planes curriculares de las universidades el panorama sobre estudio y cultivo de la práctica filosófica también es escaso y en algunos, inexistente.
Necesidad urgente de recuperar la filosofía en educación
La reflexión sobre el sentido de la verdad, de la corrección moral, de la experiencia artística, ligadas a la conciencia de que somos parte de una sociedad multicultural con una historia compleja que ha marcado indeleblemente nuestra auto comprensión es tarea impostergable. Giusti (2019).
Ha llegado la hora, ya estamos en ella, para que la teoría del conocimiento, la ética, la estética y la conciencia histórica vuelvan a ser considerados como disciplinas fundamentales en la formación de estudiantes, de maestros y de los ciudadanos en general, que abarque a la familia, las organizaciones y todo aquello que implique cultura, acción humana y también trascendente.
La falta de criticidad, de elementos de juicio para el discernimiento, la incapacidad para elegir entre un bien y un bien mayor, la primacía del yo sobre el necesario colectivo social y éste desde su organización más elemental, como la familia, hasta la sociedad nacional, el desdén por el respeto del orden para la sana convivencia con los demás y con la naturaleza, la insensibilidad y la práctica de antivalores como la corrupción endémica y generalizada que sufre el país, las desigualdades, las brechas de todo tipo, especialmente las educativas y económicas, finalmente el vacío del alma que no encuentra el sentido de la vida y que se expresa en la generación del ruido, del aburrimiento, de la violencia lúdica que con mayor frecuencia traspasa a la realidad generando dolor, caos y sufrimiento, entre otras expresiones, todo ello se debe en gran medida  al olvido de la formación filosófica. Se enterró a la filosofía como algo innecesario, se la sacó de la escuela y de los estudios superiores y ello ha significado mutilar al estudiante en su capacidad de ser pensante y reflexivo con las serias consecuencias señaladas.
El estudio y la práctica del ejercicio filosófico le da al hombre otra forma de hablar, de saber argumentar sus ideas y saber escuchar a otros, de evaluar la verdad de sus conocimientos y modificarlos si están errados y abrirse para acoger lo verdadero, aunque este camino no tiene fin mientras se está en la tierra.
La sociedad educadora, las autoridades educativas, especialmente los docentes, los padres de familia y la sociedad del conocimiento, deben exigir que vuelva la dimensión filosófica y la tarea de enseñar a pensar y reflexionar, de ser críticos a todos los estudiantes del Perú, es decir que la filosofía vuelva a la educación peruana e inspire su ruta, objetivos y fines.
Análisis de la dimensión pedagógica
La dimensión pedagógica es la que hace referencia a los propósitos y a los contenidos de la enseñanza, a la concepción del alumno y docente, de aprendizaje, a la relación pedagógica; a la conformación de un vínculo con el conocimiento, a las estrategias didácticas y a la evaluación. Forman parte de esta dimensión los proyectos elaborados y las planificaciones de aula, lo que el docente se propone enseñar y cómo lo hace, lo que realmente está haciendo y la diferencia existente entre el proyecto y su ejecución. (Alfiz, 1997)
Los últimos años se han dado cambios en la Educación peruana proponiendo modelos e implementando el sistema educativo lo que se expresa desde la propuesta del Proyecto educativo nacional (PEN) hasta los cambios en el currículo tanto de la educación básica como la superior. Dentro de estas estructuras curriculares se establece un cambio de la aplicación de procesos pedagógicos como didácticos, estrategias de enseñanza, el sistema de evaluación formativa, entendida como evaluación por competencias.
Son necesarios cambios profundos en la práctica de la enseñanza, en los mecanismos para profesionalizar el trabajo docente y revalorar el saber pedagógico de los maestros en la sociedad. Ese es el desafío que el Estado peruano, los docentes y la sociedad requieren afrontar de manera concertada, colaborativa y sostenida. En esta orientación, se requiere concordar previamente una visión prospectiva de la profesión docente con los diversos actores involucrados en el ejercicio, promoción, desarrollo y regulación de la docencia. (MINEDU, 2012)
La preparación para el aprendizaje de los estudiantes comprende la planificación del trabajo pedagógico a través de la elaboración del programa curricular y, la enseñanza para el aprendizaje comprende la conducción del proceso de enseñanza por medio de un enfoque que valore la inclusión y la diversidad en todas sus expresiones, que concretice los fines y aspiraciones de la dimensión filosófica planteada.
Las estrategias didácticas cumplen un papel muy importante, son los recursos para el desarrollo del currículo a través del proceso de enseñanza y aprendizaje.
En la medida que el maestro se coloque en el papel del estratega, que analiza todos los pros y los contras de sus movimientos, estará más capacitado para dirigir a su ejército, para vencer al enemigo representado por la deserción, la desidia y el fracaso de los alumnos que, en cierta forma, es también su fracaso como educador. (Brenes, 2003)
Los estilos de aprendizaje son diferentes entre los estudiantes, no todos aprenden por igual. Cada día se convive con una diversidad de estudiantes en las escuelas. Sumado a ello, la inclusión de los estudiantes con necesidades educativas especiales. El docente a la hora de planificar y programar debe identificar la diversidad en cada estudiante, ¿cómo aprenden?, ¿qué necesita para aprender?, ¿qué dificultades tiene? Existen estudiantes que aprenden de una manera activa y otros que necesitan de mayor material concreto.
El estilo de aprendizaje es un conjunto de elementos exteriores que influyen en el contexto de la situación de aprendizaje que vive el alumno. Son los rasgos cognitivos, afectivos y fisiológicos que sirve como indicadores relativamente estables de cómo los alumnos reciben interacciones y responden a sus ambientes de aprendizaje. (Keefe, 1988). Por ello, los clasifica en divergentes, asimiladores, convergentes y acomodadores.
La evaluación es un proceso sistemático en el que se recoge y valora
información relevante acerca del nivel de desarrollo de las competencias en cada estudiante, con el fin de contribuir oportunamente a mejorar su aprendizaje. (MINEDU, 2020).
Hay mucho que articular en el sistema educativo peruano, desde la educación básica hasta la superior, porque aún hay quiebres que no coadyuvan. Se está en camino, y se espera que en ese camino no se abran puertas de retroceso sino de fusión en aras de promover que uno de los fines de la educación se dé: formar ciudadanos capaces de afrontar los cambios de la sociedad, los que deben ser reflejo de una concepción filosófica que busque hacer más humano al hombre.
Análisis de la dimensión organizacional
Todos los seres humanos desde que nacen necesitan desarrollarse, buscan donde educarse, y luego donde laborar, pasan prácticamente toda su vida conformando diferentes tipos de organizaciones, ellas a su vez cumplen un rol tan importante que son las que van a determinar que cada integrante cumpla un rol y dependa de las actividades grupales.
Por otro lado cabe señalar que las organizaciones tienen objetivos, metas, finalidad, es decir nacieron con un por qué, para qué y cómo, pero estos  objetivos deben apuntar a ser colectivos y sociales, teniendo en cuenta que dichos objetivos son dinámicos ya que se encuentran siempre en constante evolución y esto trae como consecuencia cambios en las relaciones tanto externas como internas y ahí radica la importancia de que los integrantes de la organización  direccionen sus necesidades y fines hacia un fin común.
La dimensión organizacional en el contexto educativo es una de las más relevantes y la componen directivos, docentes, estudiantes, personal administrativo y de soporte y los propios padres de familia y todos ellos constituyen piezas claves para el desarrollo o fracaso de la organización educativa. Y también es pertinente indicar que la dimensión organizacional refiere a la gama de aspectos estructurales que conforman cada institución educativa y determinan el estilo de funcionamiento y en estos se consideran todos los aspectos.
Chiavenato (2014), citado por Sifuentes (2017), indica que el comportamiento organizacional está relacionado con las acciones de las personas que trabajan en organizaciones o interactúan entre ellas.
Según Chiavenato (2014), la dimensión organizacional consta de tres niveles
1.    Macroperspectiva, referida a la conducta de la organización en general y se orienta al aspecto de liderar, dirigir y coordinar los poderes.
2.    Perspectiva intermedia, señala a la conducta que caracteriza a los grupos y/o equipos, sus dinámicas de interacción y socialización que conllevan a la coordinación entre ellos de manera que aumente la producción y el desempeño docente.
3.    Microperspectiva, indica la conducta individual de cada integrante de la institución educativa, se inclina a los aspectos psicológicos, a la motivación y grado de satisfacción de manera tal que debido a estos aspectos su productividad aumente y su desempeño mejore día a día dentro de la institución educativa.
“Los nuevos enfoques de la calidad educativa demandan cambios de estilo en la organización, la que se debe establecer mediante una política y objetivos sociales y hacerlos conocer a cada integrante para que pueda participar en su logro. La calidad del servicio es el resultado del trabajo coordinado e inteligente de todos los integrantes de la organización educativa”. Mavilo Calero Sánchez, 1998 “Hacia la excelencia de la educación”.
Luego del iniciado el proceso de acreditación por el SINEACE y los procesos de licenciamiento a cargo de la SUNEDU y del propio Ministerio de Educación, se ha mejorado el nivel de la dimensión organizacional de la educación superior universitaria y no universitaria. Los estándares de calidad exigen el cumplimiento de condiciones básicas de calidad que han obligado a las instituciones a alinearse y responder en este aspecto de la organización de la institución en coherencia con los principios institucionales, la visión y la misión y para responder a lo nuclear de toda institución educativa como es la gestión pedagógica. Se está en buen rumbo, pero aún es largo el camino y los desafíos abundantes y las limitaciones preocupantes.
Conclusión
Se concluye el presente análisis de las dimensiones filosóficas, pedagógicas y organizacional reconociendo y valorando como aprendizaje que un sistema educativo requiere como columna principal, como piedra angular el enfoque filosófico, es decir lo que le da sentido, lo que expresa finalidad y sustenta razones y objetivos que se ha de procurar lograr a través de las demás dimensiones: pedagógica y organizacional. Sin dimensión filosófica las otras dimensiones pueden trabajarse y de hecho se procuran mejorar y hacerlas más efectivas, pero estarían desligadas o no saber para qué se hace lo que se está haciendo. Al final se corre el riesgo de desarrollar procesos educativos incoherentes y sin sentido. Más aún, si los propósitos no están escritos o, aun estando, no son asumidos en la vida real por los miembros de la organización educativa.
Queda claro después de este análisis que el compromiso personal y social como profesionales de la educación debe traducirse en empeño por conseguir que las organizaciones educativas en las que trabajamos sean coherentes en sus propuestas educativas y en el proceso de realización de las mismas. El Perú requiere reflexión filosófica educativa que genere propuestas pertinentes e innovadoras destinadas al desarrollo humano y social de la nación y que las organizaciones educativas florezcan como emporios de ciencia y virtud.










Bibliografía

Brenes, O.E. (2003). Estrategias didácticas.
Calero Pérez, M. (1998). Hacia la excelencia de la educación. Perú, Editorial San Marcos.
Chiavenato, I. (2014). Comportamiento Organizacional. México, Tercera edición, ediciones Mc Graw-Hill.
Gvirtz, S. (2004). Mejorar la Escuela. Argentina, Ediciones Granica.
Romero Ríos, F. (2002). Problemas sociológicos de la educación. ISP. Pinar del Río (p.28).
Sáez López, J.M. (2018). Estilos de aprendizaje y métodos de enseñanza.

Web

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